Muchos adolescentes con conductas y actitudes preocupantes se niegan a reconocer que necesitan ayuda. Y, con mayor frecuencia, son sus mismos padres quienes nos refieren estas respuestas y nos piden a los psicólogos ayuda para convencer a sus hijos problemáticos de acompañarles a la terapia. Cada vez más profesionales en este campo sugerimos y ponemos en práctica la terapia indirecta para adolescentes en tales casos. Este es un proceso que involucra al núcleo familiar y en el que no es necesaria la presencia de la persona que requiere la ayuda. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
¿Qué es la terapia indirecta para adolescentes?
En primer lugar, debemos entender que la adolescencia es una etapa de cambios importantes. Pero, no os equivoquéis, esos cambios no son únicamente hormonales y del desarrollo corporal, como lo asegura la creencia popular. También, cambian las formas de interactuar con el entorno familiar y de amistades, los intereses y preferencias son diferentes. Igualmente, el comportamiento y las reacciones a diversos estímulos y experiencias son distintos a los habituales en la etapa infantil.
¡El mundo empieza a verse de otra manera! Y no todos los chicos y chicas experimentan tal evolución de la misma manera. De ahí que muchos de ellos vivan episodios y períodos de alteraciones de su conducta y de sus emociones que –obviamente– preocupan a sus padres.
Como recordaba anteriormente, es frecuente que muchos de estos adolescentes con problemas emocionales y conductuales que se prolongan en el tiempo se nieguen sistemáticamente a acompañar a sus padres a la consulta psicológica. Si este es el caso de vuestro hijo o hija, ¡tranquilos! Es factible y efectivo aplicar una terapia indirecta. ¿En qué consiste esto? Concretamente, es un procedimiento de acción terapéutica que no requiere la presencia del paciente en consulta, pero sí de quienes integran su entorno más cercano.
En general, tratar de forzar a una persona con problemas conductuales y emocionales a venir a la consulta psicológica puede empeorar la situación. Por tanto, es más conveniente que parte de las personas que integran el entorno del individuo asistan en su lugar. Siempre y cuando tengan plena consciencia del problema, además del interés y la capacidad para ayudar a resolverlo.
En cuanto a los chicos y chicas que enfrentan problemas en esta etapa tan crítica, es preferible activar una terapia indirecta para adolescentes. Es decir, aplicar los criterios de la terapia indirecta a pacientes en esas edades.
La terapia indirecta para adolescentes en resumen
En concreto, la terapia que nos ocupa parte del criterio de que cualquier cambio que experimente un miembro del entorno puede afectar las actitudes y acciones del resto. Esto teniendo en cuenta que las interacciones de cada integrante influyen en el comportamiento del entorno en su totalidad.
Precisamente, en la terapia indirecta para adolescentes es ideal trabajar con los padres (o cuidadores), hermanos y hasta profesores, de ser posible. Todos ellos, podrían asumir el papel de co-terapeutas a quienes los psicólogos clínicos podemos explicar que actitudes y acciones con el adolescente son las más adecuadas y cuáles deberían cambiar para no reforzar el problema.
Eso sí, para que estos miembros del entorno cumplan exitosamente con su rol de co-terapeutas debemos asegurarnos de que estén alineados con ciertos aspectos. Por ejemplo, con la manera en que los adolescentes tratados reaccionan a ciertas situaciones y cuáles han sido sus estilos de crianza, entre otros.
Precauciones que tenemos en consideración
Por otra parte, los psicólogos tomamos algunas precauciones necesarias:
- No establecemos alianzas con ninguno de los padres, hermanos o profesores por separado. La alianza es con todos juntos para establecer una misma línea de acción para todos.
- Previamente, analizamos las soluciones que han intentado los integrantes del entorno, con el propósito comprender mejor cómo se manifiestan los problemas y por qué continúan.
- Más aún, consultamos a ambos padres para saber cómo percibe cada quien las situaciones que se presentan con su hijo. En este sentido, existen tendencias a ver el problema desde las perspectivas de la enfermedad o de la maldad injustificada. En otras palabras, si alguno asume a su hijo como enfermo, buscará a sobreprotegerlo, mientras que quien lo ve como alguien malo, no duda en castigarlo.
- En línea con lo anterior, igualmente es indispensable saber qué es lo que entienden los progenitores como “ser un buen padre o madre”. De la percepción de cada cual dependerá mucho su modo de actuar y la viabilidad de la terapia indirecta para adolescentes.
¿En qué casos puede aplicarse la terapia indirecta para adolescentes?
Los casos que podemos tratar con la terapia indirecta para adolescentes son diversos:
- Problemas de conducta, como rebeldía, ira incontenible o actos transgresores.
- Interacciones conflictivas con todos o algunos miembros de la familia.
- Estados de angustia, depresión, miedo o tristeza frecuentes.
- Dificultades para la comunicación interpersonal.
- Bulimia, anorexia y otros problemas de alimentación, así como de percepción errónea de la imagen corporal.
- Rendimiento académico deficiente.
- Aislamiento y poca autoestima.
- Dificultad para gestionar emociones intensas.
¿Tenéis dificultades con algún hijo? ¡Puedo ayudaros!
Mi nombre es Mercedes Cimas y soy psicóloga clínica con más de 15 años de experiencia. Soy especialista en terapia indirecta para adolescentes, bajo un esquema de tratamiento breve, personalizado y eficaz. Si como padres tenéis problemas con un hijo adolescente, poneos en contacto conmigo y os atenderé encantada. Mi consulta está en Palma de Mallorca pero atiendo a personas de todas España en modalidad online.