agresividad en la adolescencia

Cómo gestionar la violencia y agresividad en la adolescencia

La adolescencia es una etapa de la vida llena de desafíos y cambios tanto físicos como emocionales. Durante este periodo, es común que los adolescentes enfrenten situaciones que generen irritabilidad, frustración y confusión. Estas emociones pueden manifestarse en comportamientos agresivos, lo que puede ser motivo de preocupación para los padres. Quedaos conmigo para saber cómo entender y gestionar la agresividad en la adolescencia.

Una visión general de la agresividad en la adolescencia

Ciertamente, la agresividad es un término que abarca una amplia serie de comportamientos y respuestas violentas. Es importante comprender que dicha actitud es una tendencia natural y común en el ser humano, así como en muchas otras especies animales. La agresividad en la adolescencia puede surgir como una respuesta a las cambiantes circunstancias internas y externas que experimenta el joven.

Ahora bien, creo que es igualmente fundamental diferenciar entre agresividad y violencia. La agresividad es un impulso inherente que puede tener un componente instintivo y puede manifestarse de diversas formas, desde expresiones verbales hasta agresión física. Por otro lado, la violencia implica un comportamiento cruel y destructivo que va más allá de la agresividad natural. La violencia tiende a ser intencional y puede ser aprendida a través de factores sociales.

En general, la agresividad en niños y adolescentes se manifiesta de diversas formas que evolucionan con la edad. Desde las rabietas en la infancia temprana hasta las respuestas emocionales más complejas en la adolescencia, como lanzar objetos, insultos o actitudes desafiantes. Estas manifestaciones son, en esencia, expresiones de emociones negativas como frustración, ira o impotencia. Cuando las emociones intensas toman el control, la razón se ve eclipsada, lo que puede desencadenar una respuesta instintiva y agresiva.

Al respecto, el desarrollo cerebral juega un papel fundamental en esta dinámica. La amígdala, responsable de las emociones primarias, madura antes que el hipocampo y el córtex prefrontal, que están relacionados con la memoria y la toma de decisiones. Esto explica por qué los adolescentes pueden ser más propensos a respuestas emocionales intensas y agresivas. Las emociones, impulsadas por la amígdala, pueden superar el proceso de reflexión y razonamiento en momentos de conflicto.

Causas y factores de riesgo de la agresividad en adolescentes

Desde luego, la agresividad en los adolescentes no surge de forma espontánea, sino que es el resultado de una combinación de factores. Tampoco se trata simplemente de comportamientos aislados, sino que pueden ser indicativos de problemas subyacentes que requieren atención. Veamos los factores y problemas más relevantes:

Factores individuales

  • Temperamento. Algunos adolescentes pueden tener un temperamento más reactivo y difícil de manejar, lo que puede aumentar la probabilidad de comportamientos agresivos en ciertas situaciones.
  • Control de impulsos. La dificultad para controlar los impulsos puede llevar a reacciones agresivas ante situaciones frustrantes.
  • Habilidades sociales. La falta de habilidades sociales adecuadas puede hacer que los adolescentes recurran a la agresividad como una forma de enfrentar conflictos.
  • Conflicto interno. Problemas internos como la baja autoestima o la depresión pueden manifestarse mediante la agresividad en lugar de la tristeza.
  • Experiencias traumáticas. Situaciones como el acoso escolar (bullying), abuso o maltrato pueden llevar a comportamientos agresivos como una manera de lidiar con el trauma.

Familiares

  • Estilo de crianza. Un estilo coercitivo, inconsistente o poco involucrado de los padres puede contribuir a la agresividad en los adolescentes.
  • Disfunción familiar. Problemas como separación, divorcio, conflictos conyugales o violencia doméstica pueden crear un entorno propenso a la agresividad.
  • Psicopatología paterna. La presencia de trastornos antisociales de personalidad en los padres, abuso de sustancias o depresión materna puede impulsar este comportamiento.

Factores extrafamiliares

  • Entorno social. Vecindarios con altos niveles de conflicto, falta de recursos y aglomeración pueden contribuir a la agresividad en la adolescencia.
  • Influencia escolar. Un entorno escolar con poca estructura, rotación frecuente del personal docente y falta de comunicación con los padres y madres puede propiciar la violencia y los trastornos de conducta en los estudiantes.

Medios de comunicación y RRSS, ¿generadores de agresividad en la adolescencia?

En particular, he querido tratar aparte, aunque de manera breve, el acceso de nuestros jóvenes a medios de comunicación, Internet videojuegos y redes sociales. Diversos estudios concluyen en que la exposición a estos canales incrementa las interacciones agresivas en niños y adolescentes de hogares y entornos sociales disfuncionales.

Una modalidad común de manifestar estas conductas es mediante el ciberbulling o acoso virtual, que es una forma de ejercer violencia contra individuos o grupos. Los chicos y chicas que incurren en esta actividad usan las redes sociales, llamadas, mensajería instantánea, vídeos y otros medios para ofender y ridiculizar a sus víctimas. Con frecuencia, lo hacen desde el anonimato y como un modo de extender el maltrato presencial.

Por eso, reitero lo dicho en otro artículo: no es conveniente permitir el uso del móvil en niños antes de los 13 años, y si se hace antes hay que formar al menor en el buen uso.

¿Cómo gestionar la agresividad en la adolescencia?

Por fin, llegamos a la parte más compleja del asunto: La gestión de la agresividad implica enseñar a los adolescentes a manejar sus emociones de manera saludable. No perdáis el tiempo con sermones o discusiones en momentos de agitación emocional. Mejor enfocaos en el sentimiento y ofreced alternativas constructivas. A veces, posponer la discusión es una opción efectiva, permitiendo que el adolescente se calme antes de abordar el conflicto. Un “¿Sabes qué? En este momento estás muy molesto. ¿Qué te parece si hablamos de esto cuando estés más calmado?”, ayuda a aliviar la tensión y abre la posibilidad de dialogar.

Brindar opciones para lidiar con la ira, como retirarse temporalmente de la situación o practicar la respiración profunda, permite al adolescente a recuperar el control. Asimismo, reconocer y validar sus emociones también es clave para que se sientan comprendidos. Enseñarles a expresar sus emociones de manera adecuada y a comunicarse de manera efectiva puede ayudar a prevenir la explosión de la agresividad. Por supuesto, esto requiere mucha preparación y paciencia de vuestra parte como padres.

El tratamiento terapéutico, la opción cuando la situación se sale de control

Cuando las manifestaciones agresivas se vuelven recurrentes, intensas o afectan varios aspectos de la vida de un adolescente, el apoyo terapéutico es esencial. Un enfoque personalizado es crítico debido a la naturaleza única de cada individuo y sus desafíos. Y eso es lo que os ofrezco. Soy Mercedes Cimas, psicóloga clínica con más de 15 años en terapias para adolescentes.

En la práctica, propongo una terapia breve (no mayor de seis sesiones) para obtener resultados garantizados. Y si tu hijo/a se niega a ir a consulta, no pasa nada y es lo habitual. Podemos trabajar con la terapia indirecta para adolescentes, en la que, como padres, participáis activamente en todo el proceso. En poco tiempo veréis cambios significativos, sin que él/ella se dé cuenta de que estáis asesorados.

Podéis acudir personalmente a mi consulta en Palma de Mallorca o concertar una cita por videoconferencia. Contactaos conmigo y no dejéis que la agresividad en la adolescencia afecte más a vuestro hijo/a y a vuestro hogar.