En la actualidad, las bebidas energéticas siguen ganado una popularidad asombrosa como soluciones rápidas para combatir el cansancio y obtener una fuente de energía instantánea. A menudo, estas bebidas son percibidas como la clave para aumentar el estado de alerta, mejorar la concentración y potenciar el rendimiento físico. Sin embargo, como psicóloga clínica especializada en adolescentes, quiero abordar este tema desde un enfoque claro y confiable.
La cafeína en las bebidas energéticas
Para empezar, la cafeína, ese ingrediente omnipresente en las bebidas energéticas, es conocida por sus efectos estimulantes en el sistema nervioso central. Si bien un consumo moderado de cafeína puede proporcionar un impulso temporal de energía, es relevante comprender que una ingesta excesiva puede acarrear problemas de salud.
El aumento de la frecuencia cardíaca, la hipertensión arterial y las alteraciones en los patrones de sueño son posibles efectos secundarios negativos asociados al consumo desmedido de cafeína.
Un ejemplo de bebida energética y su composición
Aunque Red Bull es una de las bebidas energéticas más populares, Monster Energy ha logrado captar un buen porcentaje de consumidores. Monster, que llegó al mercado español en 2010, acaparó el gusto de muchos adolescentes. Sin embargo, es esencial conocer su contenido de cafeína, que varía según la presentación y el tamaño de la porción. Por ejemplo, una lata estándar de 16 onzas (473 ml) puede contener entre 140 y 240 miligramos (mg) de cafeína. Es importante destacar que existen variantes de estas bebidas con tamaños aún mayores, que pueden contener cantidades elevadas de cafeína.
La recomendación actual para adolescentes, según la Academia Americana de Pediatría, es limitar la ingesta diaria de cafeína a menos de 100 mg. No obstante, dado que la tolerancia y sensibilidad a la cafeína pueden variar, es fundamental respetar los límites personales y, en caso de duda, consultar con un médico.
Demasiada azúcar
Aparte de la cafeína, las bebidas energéticas suelen estar cargadas de azúcar o edulcorantes artificiales. El consumo excesivo de azúcar puede acarrear problemas de salud general, como el aumento de peso, mayor riesgo de diabetes y complicaciones dentales. Algunas de las bebidas que nos ocupan pueden contener más azúcar en una sola ración que el límite diario recomendado.
A propósito, la combinación de cafeína y azúcar en estas bebidas puede ser un peligro potencial para la salud. La cafeína puede “disfrazar” los efectos iniciales del azúcar, llevando a un consumo excesivo, ya que inhibe la sensación de saciedad habitual. Con frecuencia, esto puede resultar en una mayor ingesta calórica, posiblemente conduciendo a un aumento de peso y aumentando el riesgo de trastornos metabólicos.
Otros ingredientes
Aunque la cafeína y el azúcar acaparan las preocupaciones sobre las bebidas energéticas, no debemos pasar por alto otros ingredientes presentes. Muchas de estas bebidas contienen componentes adicionales como extractos de hierbas, aminoácidos y vitaminas del grupo B. Aunque estos aditivos pueden tener beneficios individuales, sus interacciones con niveles elevados de cafeína y azúcar precisan de investigaciones más amplias para entender con certeza sus efectos combinados sobre el organismo.
Por otro lado, la taurina, también presente en los productos que nos ocupan, es un aminoácido necesario para los bebés, pero los adolescentes la producen naturalmente y no necesitan consumirla en exceso. Otras hierbas como el ginseng y el ginkgo biloba, aparte de las vitaminas que suelen agregarse, generalmente no representan un riesgo significativo.
En cuanto a los azúcares añadidos, actúan como un «estimulante» brindando un “subidón” de energía a corto plazo. Pero carecen de valor nutricional y pueden causar fluctuaciones significativas en los niveles de azúcar en sangre. Por esta razón, aconsejo evitar el consumo de azúcares añadidos y edulcorantes artificiales como el aspartame y la sucralosa. De hecho, todavía se están llevando a cabo investigaciones para determinar los posibles efectos nocivos de estas sustancias a largo plazo.
¿Por qué son tan populares las bebidas energéticas?
Como dije líneas arriba, el atractivo de las bebidas energéticas ha ganado terreno de manera preocupante. Estudios recientes realizados por el Instituto Nacional de Salud (NIH-EE.UU.) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria revelan que el consumo de estas bebidas de manera regular va desde el 30% de los adolescentes en Estados Unidos hasta el 70% de los jóvenes europeos. ¿Qué impulsa esta tendencia? El colorido de los envases, los sabores dulces y la amplia disponibilidad, sumados al impactante marketing que asocia estas bebidas con influencers de TikTok y YouTube, han contribuido a su creciente popularidad.
Del mismo modo, el consumo excesivo de tales productos puede ser una búsqueda de alivio a los síntomas de la crisis de identidad en los adolescentes.
Efectos de las bebidas energéticas en los adolescentes
En contraste, esta aparente fuente de energía instantánea no está exenta de riesgos para la salud de los adolescentes. Las bebidas energéticas, con sus llamativos colores y promesas de vitalidad, esconden efectos potencialmente perjudiciales para los más jóvenes. Los altos índices de consumo expuestos han llevado a expertos y médicos a expresar su preocupación por la salud de esta generación. Estas bebidas, impulsadas por la cafeína y el azúcar en sus composiciones, crean un cóctel que puede afectar negativamente el bienestar de los chavales. Precisamente, durante la adolescencia, sus cuerpos están en pleno desarrollo y el riesgo se incrementa.
Es pertinente reiterar que la cafeína, actuando como estimulante para aumentar el estado de alerta, combinada con el azúcar de las bebidas energéticas, induce a un «subidón» de energía. Este impulso temporal puede tener efectos secundarios indeseados como el aumento de la frecuencia cardíaca, nerviosismo e insomnio, seguidos rápidamente de un brusco descenso energético. Además, cuando se combina con actividad física intensa, práctica común entre los jóvenes, puede enmascarar la fatiga. Esto lleva a un sobre esfuerzo y a un aumento del riesgo de lesiones. Es indispensable que los padres estén al tanto de estos peligros, especialmente si sus hijos tienen condiciones cardiacas subyacentes o son sensibles a la cafeína.
¿Cómo abordar el consumo de bebidas energéticas en adolescentes?
Para los adolescentes que consumen estas bebidas con frecuencia, existe el riesgo de desarrollar una dependencia.
El problema se agrava cuando los adolescentes intentan romper este ciclo, enfrentándose a síntomas de abstinencia. Entre otros, pueden presentarse dolores de cabeza, cambios de humor o dificultades para conciliar el sueño. En aquellos jóvenes que ya luchan contra enfermedades mentales, estos efectos pueden intensificarse, exacerbando sus condiciones preexistentes.
Ayuda a romper el hábito
Ante este panorama, los padres desempeñan un papel fundamental en guiar a sus hijos hacia un consumo saludable de cafeína y, en particular, de bebidas energéticas. El primer paso comienza en el supermercado. Allí puedes educar a sus hijos sobre qué aspectos deben considerar al elegir estas bebidas.
En primer lugar, es indispensable examinar la cantidad de cafeína que contiene una ración del “energizante”. Comparativamente, una taza de café contiene aproximadamente 75 mg de cafeína. Si es necesario consumir cafeína, las fuentes naturales como el té y el café sin azúcares añadidos se presentan como opciones más saludables, al estar libres de los aditivos que ya comentamos presentes en las bebidas energéticas.
Para los adolescentes que ya se encuentran en un patrón de consumo regular, romper con la dependencia puede ser un desafío, pero existen estrategias seguras. Como padres, podéis iniciar una conversación abierta y sincera con vuestros hijos para comprender las razones detrás de su consumo de cafeína. Muchos problemas, como el cansancio o la falta de concentración, pueden gestionarse de manera más sostenible mediante una adecuada higiene del sueño, una ingesta proteica suficiente y la incorporación de ejercicios en la rutina diaria.
La reducción gradual del consumo de cafeína es una estrategia efectiva, similar a abordar cualquier otra sustancia adictiva, pero en menor medida. Es fundamental no centrarse únicamente en los aspectos negativos, sino reconocer los beneficios buscados por los adolescentes y compartir preocupaciones sobre el uso a largo plazo y los posibles efectos de los ingredientes añadidos.
Asimismo, es esencial escuchar a los adolescentes, comprender sus motivaciones y reconocer los beneficios que buscan. De esta manera, el mensaje sobre un consumo saludable surtirá mayor efecto. En casos de problemas persistentes de alerta y cansancio, consulta con un especialista para recibir orientación adicional y consejos específicos.
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Soy Merche Cimas, psicóloga clínica, especialista en terapias para adolescentes, con más de 15 años de experiencia. Si tu hijo/a tiene problemas de ansiedad, depresión u otros trastornos y adicciones que no puedas gestionar, contáctame.
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Para finalizar, ten en cuenta todas estas advertencias sobre las bebidas energéticas y sigue los consejos para evitar o revertir un consumo excesivo de las mismas por parte de tus hijos.