La adolescencia es un período lleno de cambios y descubrimientos que puede ser tanto emocionante como desafiante. Sin embargo, para algunos adolescentes, esta etapa de la vida puede estar marcada por una lucha constante contra la ansiedad. Como psicóloga clínica especialista en adolescentes, me preocupa que la ansiedad en la adolescencia sea percibida simplemente como una preocupación exagerada. Este trastorno -como debe ser entendido- se manifiesta de diversas formas y puede tener un impacto significativo en la vida diaria de los jóvenes si no se trata adecuadamente.
Ansiedad en la adolescencia, ¿de qué se trata realmente?
Como dije, cuando hablamos de ansiedad en la adolescencia, nos referimos a una experiencia que va más allá de la preocupación común. Los trastornos de ansiedad en esta etapa de la vida se caracterizan por miedos y angustias excesivas que no están en proporción con la situación. Por increíble que parezca, los mismos interfieren con la capacidad del adolescente para funcionar normalmente. Entre estos trastornos -que explicaré más adelante- se encuentran el de ansiedad generalizada (TAG), la ansiedad social, la ansiedad por separación y los ataques de pánico.
Causas de la ansiedad en la adolescencia
¿Qué impulsa esta ansiedad en los adolescentes? Las investigaciones sugieren que la combinación de factores genéticos y ambientales desempeña un papel crítico. Se estima que entre el 30 y el 40 por ciento de los factores relacionados con los trastornos de ansiedad tienen un componente genético. Además, los factores neurobiológicos también pueden influir en la predisposición de un adolescente a experimentar ansiedad.
Aun así, no podemos ignorar el impacto de las experiencias de vida en el desarrollo de la ansiedad adolescente. Traumas infantiles, como el abuso, la negligencia o la pérdida de un ser querido, pueden contribuir al surgimiento de síntomas de ansiedad que persisten hasta la adolescencia. Además, eventos traumáticos más recientes, como accidentes automovilísticos o crisis globales como la pandemia de COVID-19, pueden aumentar la vulnerabilidad de los adolescentes al trastorno que nos ocupa.
Además de los factores genéticos y traumáticos, existen presiones sociales y culturales que impulsan la ansiedad en la adolescencia. Ciertamente, muchos chavales/as de hoy se enfrentan a una intensa presión para tener éxito en todos los ámbitos de sus vidas. Notas y presión académica, la participación en actividades extracurriculares, la competencia y la comparación constantes generan niveles significativos de estrés y ansiedad.
Por otro lado, la omnipresencia de la tecnología también juega un papel importante. El acceso constante a noticias e información, así como la adicción a las redes sociales, pueden contribuir a la sensación de ansiedad en los adolescentes. La exposición a noticias negativas y la comparación constante en plataformas digitales pueden alimentar sentimientos de inseguridad y malestar emocional.
Los datos revelan una imagen preocupante: uno de cada cinco adolescentes experimenta ansiedad a nivel mundial, según un metaanálisis que abarcó a 80.000 jóvenes en 29 estudios. La prevalencia de estos síntomas se ha duplicado desde 2020, destacando una tendencia alarmante.
Signos externos de ansiedad en la adolescencia
Desde luego, los signos de advertencia externos pueden proporcionar pistas importantes sobre el estado mental de un adolescente. Observar cambios en el comportamiento, las interacciones sociales y el rendimiento académico puede ayudar a identificar la presencia de ansiedad.
La comunicación abierta y continua entre padres e hijos es clave. Algunas investigaciones demuestran que los síntomas de ansiedad son más frecuentes y graves cuando la conexión entre adolescentes y sus padres se ve afectada. Aunque puede ser desafiante, establecer un diálogo honesto puede prevenir que los problemas de salud mental se agraven.
Cuando se trata de identificar los síntomas de ansiedad en la adolescencia, es preciso prestar atención a los siguientes indicadores:
- Cambios en el rendimiento escolar. En efecto, las calificaciones deficientes o una disminución en el desempeño académico pueden ser signos de ansiedad.
- Pérdida de interés en actividades. Una disminución notable en el interés por actividades previamente disfrutadas podría indicar un problema subyacente.
- Cambios en las interacciones sociales. Evitar a los amigos o la falta de participación en eventos sociales pueden ser señales de ansiedad.
- Diálogo interno negativo. Frases autocríticas o negativas sobre sí mismos y la vida pueden indicar un estado de ansiedad.
- Problemas de sueño y fatiga. Dificultades para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche y fatiga persistente pueden estar relacionados con la ansiedad.
- Cambios en los hábitos alimenticios. Pérdida de apetito, trastornos alimentarios o la incapacidad para disfrutar de la comida pueden ser síntomas de ansiedad.
- Irritabilidad y cambios de humor. Respuestas emocionales exageradas, irritabilidad y cambios repentinos en el estado de ánimo pueden ser indicadores de ansiedad.
- Consumo de alcohol y/o sustancias. Por supuesto, la adicción a drogas y bebidas alcohólicas como una forma de enfrentar a la ansiedad es un comportamiento de riesgo que merece atención.
Síntomas de la ansiedad en la adolescencia
Por supuesto, los adolescentes que enfrentan trastornos de ansiedad experimentan una gama diversa de síntomas internos y externos. Identificar estos síntomas específicos puede ayudar a determinar qué tipo de trastorno de ansiedad están experimentando y guiar el camino hacia el tratamiento adecuado.
En este sentido, los síntomas de ansiedad en la adolescencia abarcan una amplia gama de experiencias psicológicas y físicas:
- Evidencia de preocupación y estrés frecuente sobre aspectos cotidianos, aparentemente incontrolables.
- Comportamientos que reflejan inquietud y nerviosismo.
- Temores infundados sobre la inminencia de una situación negativa.
- Catastrofismo o enfoque en ideas y resultados negativos.
- Falta de concentración en actividades y apariencia de estar “ausente” en conversaciones o reuniones.
- Dificultad para relajarse.
- Tensión muscular, dolores de cabeza y de estómago, u otras molestias físicas.
- Como veremos, los tipos de ansiedad social y aguda pueden causar náuseas, sudoración y temblores.
- Estar convencido de que preocuparse es la única manera de evitar que suceda una situación negativa.
- Ataques de pánico.
Si tu chaval/a adolescente te dice que experimenta uno o más de estos síntomas, probablemente esté sufriendo un trastorno de ansiedad. En este caso, es recomendable consultar a un especialista.
Las formas comunes de ansiedad en los adolescentes
La ansiedad en la adolescencia puede manifestarse de diversas maneras, y cada tipo de trastorno tiene sus propias características distintivas:
- Trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Este trastorno se caracteriza por preocupaciones excesivas y persistentes sobre una variedad de temas cotidianos. Con frecuencia, los adolescentes con TAG pueden experimentar un alto nivel de estrés emocional y físico, lo que afecta su autoestima y su capacidad para funcionar en la vida diaria.
- Ansiedad aguda. En concreto, la ansiedad aguda se manifiesta en episodios repentinos e intensos de miedo, conocidos como ataques de pánico. Los mismos pueden provocar síntomas físicos como dolor en el pecho, taquicardia y sensación de fatalidad.
- Ansiedad social. Como su nombre lo indica, esta forma de ansiedad se desencadena por situaciones sociales. De hecho, los adolescentes con ansiedad social experimentan intensa incomodidad y vergüenza en entornos sociales. Situación esta que interfiere con su rendimiento académico y sus relaciones interpersonales.
- Ansiedad de separación. Esta ansiedad se manifiesta como un miedo excesivo a estar lejos de casa o de los seres queridos. Con la pandemia, la ansiedad por separación en los adolescentes ha aumentado, ya que el mundo se percibe como más incierto y peligroso.
- Fobias. Quien padece este tipo de trastorno experimenta un miedo extremo hacia una cosa específica o varias. Tal temor suele ser desproporcionado en relación con el peligro real asociado con la situación u objeto temido.
Aparte de estas formas comunes de ansiedad, existen otros trastornos que pueden afectar a los adolescentes. Entre ellos: el trastorno de pánico, la ansiedad relacionada con la escuela, el trastorno obsesivo compulsivo infantil (TOC) y el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
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En realidad, los trastornos de ansiedad en los adolescentes son complejos y variados, pero tratables. Reconocer los síntomas específicos y buscar ayuda profesional es fundamental para proporcionar el apoyo necesario. Con intervenciones adecuadas, los adolescentes pueden aprender a gestionar su ansiedad y vivir vidas plenas y significativas.
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